sábado, 26 de febrero de 2011

Ni jabón ni sarro

Hoy oriné sosteniendo mi herramienta con la mano izquierda. Fue realmente difícil; creo que por eso nunca podría ser zurdo.

lunes, 21 de febrero de 2011

Estaban enterrados allí

En las localidades turísticas costeras hay - como en todas partes - bares y boliches cabezas, chetos, y de toda la paleta de colores intermedia.
Lo que me llama la atención es cómo, cuando llega el afluente de visitantes, cada uno va al antro que le corresponde según la tribu urbana a la que pertenece.
Esto hace que, en general, no te encuentres al grupito de chicas high society cordobesas en la bailanta más groncha de Mar del Plata, ni tampoco a los muchachos con gorrita y la camiseta trucha del Liverpool en el bar más selecto de Cariló.
Qué loco.

lunes, 14 de febrero de 2011

A little bit of Jessica

Pido a la comunidad que no crea que toda la gente de Munro es como Jorge Rial.

domingo, 13 de febrero de 2011

Firma del médico



¿Acaso esta barra tiene alguna utilidad que no sea pegarle a alguien o abrir algo ilegalmente?
Quienes las venden, deberían sospechar que van a ser utilizadas para cosas non sanctas. Bueno, también los que venden armas de fuego o mapas de Asia; es todo lo mismo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Los filecitos del otro día

Sábado 12 de febrero de 2011

Querido diario:
Hoy, por primera vez, vi a una gitana en el bondi.

lunes, 7 de febrero de 2011

Seleccionador, no entrenador

En verano, es inevitable entregarse al consumo de productos culturales que horrorizarían a Borges o a Séneca, pero que enloquecen al yanqui medio, también llamado Average Joe. En este contexto, el zapping se vuelve más largo, transitando por canales que durante el invierno pasan desapercibidos. ¿Acaso los programadores de los canales no se dan cuenta que tienen que poner cosas más entretenidas en esta época, cuando uno está más al pedo? Yo creo que sí saben, pero les importa un carajo.
Fue así como, luego de ver durante media hora el canal alemán sin entender absolutamente nada, me distraje un rato mirando el canal católico. Pero la versión femenina y gallega del Padre Farinello también terminó llenandomé las bolas con sus consejos sobre cómo ser un buen samaritano y hacer un mejor mundo para el prójimo, por lo que continué oprimiendo el botón descendente de cambio de canal.
La siguiente parada fue la que más me hizo reflexionar. Claro, estoy de vacaciones, filosofo acerca de cualquier cosa, pero esto especialmente me puso a pensar las idas y vueltas del arte. El canal en cuestión era Sony, y el programa, American Idol. Allí, se escuchaba a varios jóvenes, diciendo cosas como "la música es mi vocación, no sé hacer otra cosa, la música es mi vida".
Luego uno los oye cantar, los ve bailar, y queda de manifiesto la carencia total de talento en aquello que llaman "su vida". Piensa uno entonces cuán sobrevaluada está la música como salida laboral, comprendida como camino "fácil" para salvarse y no tener que laburar de cosas espantosas como telemarketer o escribano.
Eso lleva a que cualquier estólido, simple cantante de ducha o bailarín de cuarteto en una bailanta de Zona Sur crea que el arte es el camino que debe seguir en su vida. Y no. Es más, probablemente posee algún talento con los números que le significaría una excelente carrera como ingeniero o contador, pero, ¿cómo se va a enterar si lo único que hace es pararse el pelo con gel y practicar coreografías frente al espejo?