domingo, 21 de agosto de 2005

Un Glaciar bien caliente



Claudio Glaciar se presentó puntualmente en la parrilla La Tranquera, de impecable traje, listo para la entrevista. Parecía un serio conductor televisivo. Pero con el correr de las palabras, nos encontramos con un hombre simpático, agradable, con un lenguaje como el de cualquier de nosotros y una intensa voz de locutor que se hizo presente durante todo el encuentro.

¿Cómo fue que empezaste en la radio?

La radio formó parte importante de mi niñez, porque en mi pueblo, Junín, la televisión llegó recién a mediados de los ‘70, por lo que pasé poco más de diez años sólo con la radio como medio masivo, así que para mí la radio era algo fascinante. De todas maneras, mi primera experiencia fue en la tele, en un programa de cable de Junín. Yo de chico quería estudiar Geografía, pero para eso tenía que ir a Lincoln, un pueblo de ahí cerca, y no podía por cuestiones económicas, así que empecé a trabajar en distintas cosas, pero todavía quería hacer radio. Un día, una amiga de mi vieja que trabajaba en el canal de Junín le preguntó si yo seguía con ganas de laburar en la locución, porque estaban haciendo unas pruebas para un programa.  Ella le dijo que sí, me hicieron la prueba y quedé. Después con mi novia nos fuimos a vivir a La Plata, desde donde viajaba todos los días a Buenos Aires para cursar en el ISER, donde quedé de suerte, la verdad no sé cómo, porque el ingreso era muy complicado. Entonces en esa época agarraba cualquier suplencia o laburito chiquito, para ir teniendo chapa. Cuando me recibí de Locutor Nacional, nos vinimos acá a Mar del Plata, donde empecé en LU9 en el espacio que había dejado Estancioni.

¿Cómo empezaste en la televisión en Mar del Plata?

Bueno, resulta que me había peleado con el dueño de la radio, porque yo quería trabajar a la tarde, y ellos me ponían al mediodía, y no me dejaban hacer el tipo de programa que yo quería, pretendían que hiciera lo mismo que se hacía en el programa de Vilches, a la tarde, que a mí me parecía una estupidez hacer lo mismo durante todo el día. Entonces le dije al dueño: me ponés a la tarde o no laburo más.  Me prometió que me iba a cambiar de horario, pero me puso más temprano todavía, así que me calenté y me fui. Empecé a hacer laburitos chiquitos, hasta que enganché este programa, del cual también soy productor

¿Qué fuente de información preferís?

Mmm… hoy en día Internet facilita mucho las cosas. Cada día, me levanto temprano y leo los diarios por Internet, leo el diario de acá que ya lo tengo en la puerta bien tempranito para ya arrancar bien informado, porque con el correr de los años la información se convirtió en una obsesión. Pero también hay una herramienta muy útil que es el intercambio con otros colegas.  Siempre nos cambiamos figuritas sobre tal o cual cosa que está pasando. Una vez, cuando estaba por nacer mi hija menor, yo estaba estacionando a la vuelta de la clínica, cuando me llaman de la radio para cubrir no sé qué cosa. Yo le decía que no, que estaba mi mujer a punto de iniciar el trabajo de parto, que no podía. De repente veo pasar por la calle Bolívar a un auto yendo a las chapas y un patrullero persiguiéndolo, y entonces pedí que me pusieran al aire, y seguí todo lo que pasaba, y terminé cubriendo la persecución y el final cuando agarraron a los tipos. También hay que leer entre líneas, porque a veces los titulares de los diarios dicen más de lo que se lee, y hay que analizar bien todo lo que llega a las manos de uno.

¿Cómo te autodefinirías?

Sin dudas, como un bicho raro (risas). El estar todo el tiempo en la búsqueda de la información y buscándole el costado periodístico a cada cosa, te hace parecer un enfermo. A mi familia le jode esto a veces, porque por ahí estamos de vacaciones ante un paisaje hermoso, y digo “Qué lindo mostrar esto en el programa”. Es así todo el tiempo.

¿Qué cambió del Claudio Glaciar de los comienzos al de ahora?

Todo. Desde el look., que antes tenía todos los pelos largos y flequillo, hasta la forma de trabajar. En cierto momento pensé que sería interesante que yo tuviera una opinión, no sólo limitarme a conducir el programa. Entonces, yo siempre expreso mi opinión sobre el tema, y después hablo con alguien que sepa, para tener una idea más precisa. A veces puede ser que la gente diga “Qué ridículo lo que piensa este tipo” o que tengo razón, pero creo que la gente valora mucho eso de la opinión.

¿Qué opinás de la televisión actual?

No me gusta. Me parece que es mucho boludeo, incluso mi programa. No pido que todos sean aburridos como yo, porque tiene que haber programas como el de Tinelli, o el de Susana, pero no todos. Cuando miro tele, me la paso haciendo zapping, miro más el televisor que la televisión. Y siempre termino mirando algún documental, o los canales de deportes. Sería lindo que cada región del país tuviera su televisión, no como acá, que por ejemplo Canal 10 solamente hace el noticiero y el programa mío, y el resto es todo lo de Buenos Aires. Obvio, es mucho más fácil mover una palanquita y tener doce horas seguidas de programación y cobrar el porcentaje de la publicidad de allá, pero acá se pueden hacer cosas muy buenas y no se les da la oportunidad. O por ejemplo, en Mendoza, la Fiesta de la Vendimia la conducen cinco tipos mendocinos. Y la fiesta de acá, la viene a conducir Marley.  No se puede así.

¿Qué pensás sobre la Cumbre?

Tengo dos pensamientos sobre la cumbre: el positivo y el negativo. El positivo, es que le da laburo a gente, sirve para darnos chapa internacional en este mundo globalizado, y hacen parquecitos y paseítos, todo re lindo. Pero, por ejemplo, iluminan toda la Avenida Constitución, pero hacés una cuadra para adentro, y estás en el medio del desierto. O hacen un mega operativo de seguridad para cuidar a los presidentes, pero yo ahora salgo a tomarme un taxi, y me roban el reloj. Arreglan Champagnat y toda la Costa, pero el resto de las calles están cada vez peor, dentro de un año cada uno que pase por Alvarado y Juncal se va a romper el cuello cayéndose de cabeza en el cráter que hay ahí. Además, no creo para nada en esas asociaciones internacionales. El objetivo de esta cumbre es erradicar la pobreza en América Latina, ¿pero van a hacer eso en dos días? Encima no van a deliberar nada, ya está confeccionado el documento, entonces cada presidente va a firmar que “Nos comprometemos a erradicar la pobreza en América Latina” y listo. ¿O qué pasó con el Tratado de Apoyo Recíproco de Sudamérica, por el cual Chile y Brasil, en vez de ayudar a los ingleses en la Guerra de Malvinas nos tendrían que haber apoyado a nosotros? O la ONU, que no sancionó a Estados Unidos por la invasión a Irak. Por eso no creo en las Cumbres y Tratados Internacionales.

¿Qué te gusta hacer en el tiempo libre?

Me gusta pescar, me gusta leer. Aunque a esta altura solamente estoy leyendo libros periodísticos, me gusta leer de todo. Me gusta mucho la música, de todo tipo. A veces voy a ver mi hijo mayor cuando juega al básquet, o voy a ensayos de la banda de mi hijo del medio, me gusta ir a cazar, irme de campamento, de vacaciones. Pero lamentablemente no puedo hacer estas cosas tanto como quisiera por falta de tiempo. Mi sueño irrealizable sería comer un asado con mi familia, mis abuelos, que me marcaron mucho, Charly, Perón, Sinatra, Lennon. Pasó algo parecido en una fiesta sorpresa que me hicieron por mis cuarenta años, que juntaron a mis amigos del barrio, mis amigos del colegio, de la colimba, de todos lados, y después me regalaron un cuadro hecho con Photoshop en el que estaba yo con mis dos abuelos al lado, fue de lo mejor que me regalaron en mi vida, además de mis tres hijos.

Para terminar, ¿qué puntaje te pondrías como conductor?

Creo que como conductor soy bastante bueno, aunque me gustaría tener un poco más de orden. Soy desordenado en todos los aspectos de la vida, me acuerdo que salió un video del primer alunizaje que guardaba para mostrarlo si algún día tenía un programa de televisión, y hace dos años que estoy con el programa y no puedo encontrar ese video. Pero creo que si no tuviera ese desorden, no sería yo, ya es parte de mi estilo.