jueves, 26 de marzo de 2020

In diretta

Ya sé que pasaron diez años desde la última vez que nos vimos. Bueno; nueve años, diez meses y dieciocho días.
Pero todavía hoy, en cada subte, cada bondi, cada plaza y cada semáforo, miro a la cara a todas las personas con las que me cruzo, esperando encontrar ese oasis que para mí era tu sonrisa.
Ni sé qué fue de tu vida. Pero yo te sigo buscando.

jueves, 12 de marzo de 2020

Y renunció a sus acciones

Hoy cambié mi número de teléfono. Y cada vez que pasa eso, tengo un ritual que cumplir.
Todo comenzó a finales de los '90. El profesor Adolfo nos convocó a varios de la división a una prueba un martes a la noche, para conformar el representativo del colegio en nuestra categoría. En una institución con fuerte presencia futbolera, por donde había pasado uno de los mayores goleadores argentinos, ser parte de "la Selección" — así llamaban al equipo — era todo un privilegio.
Me presenté esa noche con mis ocho o nueve añitos y mis zapatillas blancas, porque no tenía botines. Era un defensor sin visión de juego aunque muy eficaz en espacios chicos, pero jamás había jugado en cancha de once. No sabía dónde pararme, ni cuándo correr, ni cuándo quedarme quieto, ni cuándo salir. Jugué primero para los de pechera y después Adolfo me cambió y me puso con el otro equipo. Creo que nunca terminé de entender qué estaba haciendo ahí.
Un par de días después, a través de mi amigo Nahuel, el profesor me mandó a decir que por el momento no fuera más, "pero que, ante cualquier cosa, él me llamaba".
Pasó un tiempito y no me llamó. Pero nunca me resigné. Es por eso que aún hoy, más de veinte años después, cada vez que cambio el número le aviso a Adolfo en caso de que me quiera convocar para la Selección.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Quieres una manzana

Quizás alguna vez te cruzaste con la calle Carlos Calvo y pensaste que tenía que ver con Carlín, el actor.
Pero no.
Tampoco con Carlos el Calvo, emperador carolingio del siglo IX. Ni con Carlos Calvo Beristain, defensor mexicano que ahora juega en el Jamshedpur FC de India.
Es por Carlos Calvo, jurista, diplomático e historiador argentino. Es autor de la Doctrina Calvo, que establece que si te pasa algo en otro país, mejor que recurras a un tribunal local y no te pongas a hinchar los huevos en las embajadas con presiones diplomáticas y cosas así. Mucho menos con una invasión de las fuerzas armadas de tu país al territorio donde tuviste este problemita. ¿Entendiste, Estados Unidos?
Pero volvamos a Carlín. Al actor. El chabón se llama Carlos Calvo a secas. Para no tener el mismo nombre que una calle, por consejo del guionista Hugo Moser se agregó el nombre de su hermano mayor: Andrés.
Por eso, cada vez que veas el cartel de una calle, recordá cuántas giladas se pueden contar a través de su nombre.
¡Buen comienzo de semana!