miércoles, 15 de noviembre de 2017

Aquel día, con la dicha de no ser consciente de ello, el último koala comió la última hoja del último árbol de toda la isla.

martes, 7 de noviembre de 2017

En cubos

¿Por qué los hoteles y otros lugares de alojamiento no te hacen la revisación médica para la pileta y los clubes sí?
Podríamos pensar entonces que cada pileta de hotel es una inmensa colonia de hongos esperando por nuevos pies, sobacos y demás para plantar bandera...

lunes, 25 de septiembre de 2017

E la torta per me

Cuando era chico, todos mis amigos festejaban su cumpleaños en Happy Park, el salón de la calle Buenos Aires. Era "el" lugar.

Me acuerdo de la canchita en el fondo donde transpirábamos nuestros sueños de hacer ese gol increíble y Juan Martín siempre se agarraba a trompadas con alguien. Cada tanto había que parar el partido porque una de las chicas entraba a la cancha con uno de los varios kartings a pedal que había por ahí. No había tribunas y nuestra única hinchada eran los patos y gansos que deambulaban en el corral de al lado, en un sector que supongo tendría algún fin educativo del que nosotros jamás participamos.

Sí tomábamos parte en las corridas por el laberinto, esa estructura de madera enorme, de varios pisos e infinitos recovecos. De vez en cuando (nunca entendí de qué dependía) te podías encontrar en un rincón con la hija del dueño disfrazada de bruja y tener pesadillas toda la semana. O todo el mes.

Al mejor estilo kermesse, estaba la pirámide de latas para derribar a pelotazos. Aunque no había premios; era sólo por el honor. A cada lado del estante con las latas estaba la perdición del niño noventoso: dos fichines con lo último en materia de videojuegos. A la izquierda, el Sunset Riders, en el que nos peléabamos por ser Cormano, el del sombrero charro violeta y escopeta. Si no, te tocaba ser alguno de los otros tres vaqueros para luchar contra los malos. A la derecha, el Mortal Kombat 1 y el abuso que muchos cometían de la soguita de Scorpion para ganar siempre.

Pero en un momento se cortaba todo. Alguno de los empleados, desalmados y con el corazón negro, apagaba las máquinas sin importarle si estabas en el último nivel del Sunset Riders o si llevabas diez peleas sin perder en el Mortal Kombat. Porque era tiempo de la torta.

Acá es cuando el dueño se lucía. Con su melena blanca estilo Doc Brown, agarraba su bandoneón y nos llamaba a formar "una ronda redonda" en torno al homenajeado. El tipo dirigía la canción del Feliz cumpleaños, el Feliz, feliz en tu día y esa que en un momento dice "que la dicha te acompañe". Aunque yo pensaba que decía "ficha" y me parecía un sinsentido.

Por alguna razón, nunca pude festejar mi cumpleaños ahí. Pese a los intentos de mis padres, siempre estaba ocupado para esa fecha y los días posteriores. ¿Tanta gente concibe en diciembre? Bueno, en aquel momento no me hacía esa pregunta. Pero me resignaba a la celebración en lugares alternativos. Luego, las mudanzas y principalmente la pubertad dejaron atrás el anhelo y todo quedó en el pasado.

Transcurridos ya muchos años, decidí darme el gusto y reservar un lugar. Jugamos a la pelota y Juan Martín se agarró a trompadas. Nadie se acercó a los fichines porque los cambiaron por unos nuevos, con más botones de los que los dedos pueden manejar. La bruja terminó la facultad y ya no trabaja en el laberinto, de todos modos lo recorrimos y nos asustamos entre nosotros. Cuando el dueño se calzó el bandoneón y llamó a la ronda redonda, estaban todos. Pero faltabas vos.

jueves, 13 de julio de 2017

La chispa del cambio social


The Sparkke Change, una empresa australiana fundada y llevada adelante por mujeres, imprime en sus latas frases para hacer visibles problemáticas sociales y promover debates. ¿Podría hacerse en Argentina?

Antes que nada, esto es no es una publinota. No recibo un peso por esto sino que me pareció interesante contar sobre esta empresa australiana para que alguien recoja el guante y pueda adaptar la idea a la Argentina. Sin dudas hay lugar para algo así en el creciente mercado de la cerveza.

¿De qué se trata? The Sparkke Change, una compañía australiana de bebidas alcohólicas, incluye en sus latas frases para visibilizar distintos problemas sociales y dona el 10% de sus ingresos a organizaciones que luchan por esas causas. Cada frase corresponde a una bebida distinta y está impresa en letras bien grandes en cada lata.

La empresa vio la luz a finales de 2016 con una venta inaugural a través de la plataforma online Pozible. Allí ofrecían cuatro variedades de bebidas y se presentaban como un grupo de mujeres compuesto por jóvenes activistas sociales de diversas orientaciones, orígenes e historias. Trabajan de manera horizontal, en contraposición al atomizado mercado cervecero australiano, dominado por unas pocas grandes compañías y con una abrumadora mayoría masculina.


Actualmente, las bebidas que venden son seis:

"Consent Can’t Come After You Do" (El consentimiento no puede venir después de que lo hacés), una sidra que refiere al consentimiento sexual y busca poner freno a distintas excusas que intentan maquillar una violación.

"Change the Date" (Cambien la fecha), cerveza pilsener que apoya el reclamo de los pueblos aborígenes australianos sobre la fecha del Día de Australia, celebrado cada 26 de enero por la llegada en 1788 de les primeres colones ingleses a lo que hoy es Sidney. Sin embargo, de manera similar al 12 de octubre en Hispanoamérica, la fecha es considerada por les aborígenes como el comienzo del exterminio de su pueblo y cada año crece el número de manifestaciones en contra de esta celebración.

"Nipples are Nipples" (Pezones son pezones), una limonada alcohólica que pone sobre la mesa la problemática de la desigualdad de género. En las redes sociales, los pezones femeninos son censurados mientras que no sucede lo mismo con los masculinos, como una forma entre tantas de discriminación. En ese aspecto se apoya la bebida para denunciar las enormes desigualdades que persisten entre hombres y mujeres.

"Boundless Plains to Share" (Ilimitadas planicies para compartir), una cerveza de jengibre con alcohol que cita a uno de los versos del himno nacional australiano, que hace referencia a la apertura del país a la inmigración. Sin embargo, la ironía que pone de relieve el producto es la enorme cantidad de trabas que el gobierno pone a la llegada de refugiades.

"Say I Do" (Decí acepto), vino espumante que apoya la causa del matrimonio entre personas del mismo sexo, una conquista alcanzada en Argentina pero que sigue siendo una deuda en la mayoría de los países del mundo.

"What's Planet B?" (¿Cuál es el planeta B?), cerveza IPA que mediante un pequeño juego de palabras intenta concientizar sobre el cambio climático: recordar que sólo tenemos un planeta y es deber de todos cuidarlo, además de exigir a las grandes potencias que lo hagan.

Ideas nuevas, problemas viejos

Kari Allen, una de las cofundadoras, es una mujer de amplia sonrisa y ojos brillantes, que refulgen aún más cuando habla de The Sparkke Change, su creación. Sin embargo, no se adjudica ningún logro y siempre habla en plural.

"El nombre del emprendimiento viene de la palabra spark (chispa) y la frase ‘spark a conversation’ (iniciar una conversación)" explica y agrega que "ya que el alcohol siempre está presente en reuniones y charlas, queríamos buscar una forma de poner temas sociales sobre la mesa y que formen parte de las conversaciones".

"Sentíamos que la industria cervecera no estaba llegando a cierto grupo de jóvenes, gente con ideas nuevas y mente abierta que buscan nuevos valores en las marcas que consumen: autenticidad, igualdad, inclusividad. Además, también quieren bebidas de calidad. Vimos la oportunidad en el mercado y decidimos crear una compañía ética sobre una plataforma de cambio social positivo para llegar a ese público. Esto nos permite alinear lo que hacemos con nuestros valores, de manera que podamos ser el disparador de conversaciones sobre ciertos temas y al mismo tiempo apoyar esas causas", dice Kari con entusiasmo.

Parte de sus ingresos se destinan a organizaciones que luchan por las causas que apoyan en sus latas. ¿Cómo eligen a quién darle el dinero?

El 10% de nuestras ventas directas y el 4% de las ventas a través de terceros van a distintas organizaciones. Lleva tiempo elegirlas porque hacemos una investigación exhaustiva y largos debates en el equipo para saber si estamos alineados en nuestras ideas y valores.

¿Y cómo seleccionan las causas a apoyar?

Uf, hay tantos problemas sociales a los que queremos poner atención... lo que hicimos en un principio fue sentarnos y compartir los conflictos que nos afectaban mayormente. Nos preguntamos: ¿qué nos gustaría cambiar? Así, surgieron la desigualdad de género en todas sus manifestaciones, el tema del Día de Australia, la deportación de refugiados y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Básicamente, todo lo que vaya en contra de una sociedad igualitaria. La lista sigue, y a medida que vayan saliendo nuevos productos van a ir viendo la luz nuevos temas. Hace poco sacamos una cerveza con un mensaje sobre el cambio climático. Cada causa tiene una investigación atrás que resumimos en un documento. Queremos iniciar conversaciones desde una posición informada así que revisamos todos los hechos antes de decidir dar nuestro apoyo. Muchas veces, estos documentos son producidos junto a la organización a la que donamos un porcentaje, porque después de todo son los expertos en cada tema.





Mujeres y disrupción

Son un equipo de mujeres. ¿Esto es una decisión política/corporativa o simple coincidencia? ¿Aceptan hombres en sus filas?

Somos un equipo de mujeres tratando de irrumpir en una industria dominada por hombres, así que tiene sentido que sea un grupo enteramente femenino. Pero tenemos importantes colaboradores masculinos y nunca diríamos que no a alguien simplemente por su género si tienen lo que buscamos para nuestro emprendimiento. Como vayamos creciendo, gente de todos los géneros, orientaciones sexuales, etnias y culturas es bienvenida a ser parte de nuestra familia.

En esto de irrumpir, ¿qué reacciones vieron en la gente por lo que hacen?

Usamos alcohol para promover igualdad en diversas facetas de la sociedad y eso atrajo atención, tanto de manera positiva como negativa. Tenemos que aceptar que siempre va a haber una audiencia que se maneja con negatividad en las redes sociales: les famoses trolls y haters. Pero la mayoría son personas genuinas expresando su apoyo o transmitiendo distintas miradas. De nuestro lado promovemos este debate y nos encanta, siendo que nuestro objetivo es iniciar conversaciones sobre temas sociales en el contexto que sea. En cuanto a las bebidas, la gente está sorprendida de que podamos ofrecer un producto serio y de calidad y al mismo tiempo generar conciencia y fondos para causas sociales. Estamos felices de probar que algo así es posible.

¿A qué dificultades se enfrentaron?

Probablemente la mayor barrera sea el sistema del negocio cervecero. Les distribuidores y proveedores a veces parecen tenerle miedo a nuestra marca. Pero con el tiempo vamos a ir creciendo y a aumentar la demanda de los consumidores, porque el tema es que lo que ofrecemos es bueno y merecemos verdadera consideración. Sabemos que no vamos a poder convencer a todo el mundo y que no siempre vamos a estar en lo correcto. Pero somos transparentes y estamos irrumpiendo en una industria blanca y masculina como la cervecera, que mueve cuatro mil millones de dólares australianos (tres mil millones de dólares estadounidenses) al año pero que a nuestro parecer necesita nuevos puntos de vista y acercarse de manera más responsable al público. Así que estamos en eso.

Mientras despedía a Kari, pensaba que en Argentina no está muy extendida esa cultura de la latita o el porrón que vemos en tantas series y películas. Sin embargo, me imaginé yendo a una cervecería donde las pintas tengan escritas consignas como Ni una menos o Aborto legal, seguro y gratuito. Eso solo no va a cambiar el mundo, pero sí puede ser el disparador de charlas que ayuden a cambiar las realidades de esos temas. ¿No sería interesante?

miércoles, 5 de julio de 2017

Quite a cold place



Esto se trata de una campaña de recondicionamiento.
Escuchá esta canción muchas veces mientras hacés la misma actividad, por ejemplo, oler queso. Escuchás la canción, olés queso. Escuchás la canción, olés queso. Así durante varias horas, días, meses.
Con el tiempo, tu mente va a relacionar a la canción con el olor del queso y ya no con Videomatch y sus derivados.

Para más información consultar La naranja mecánica.

miércoles, 14 de junio de 2017

¿Cuántas películas sobre rugby conocés? Quizá la más célebre sea Invictus, de Clint Eastwood. Ni falta hace mencionar de qué se trata. Hay otras, de factura estadounidense como Forever Strong (2008) o la más reciente Mercenaire, francesa, de 2016. Se me viene a la mente una británica, Up and Under, que solía ver en cable cuando era chico. Y no muchas más.

Si algún guionista está leyendo y tiene ganas de hacer una película sobre la ovalada y sus misteriosos piques, tan impredecibles como la propia vida, le puedo contar algo que pasó de verdad en una cancha y me tuvo como espectador de lujo en mi posición de árbitro.

Era un domingo cerca del fin de la temporada, cuando ya se juega bajo el cálido sol primaveral y en la ciudad de La Plata el perfume de los tilos llena todos los pulmones. Bueno, justo ese es uno de los protagonistas de esta historia: Los Tilos.

Llegué al club de Barrio Obrero para dirigir un partido de juveniles entre el local y CUBA. El clima acompañaba y había promesa de buen rugby, ¿qué otra cosa podía pedir? Sin embargo, iba a llevarme mucho más de lo que esperaba.

Como siempre, apenas ingresado al club busqué a los entrenadores para saludarlos y corroborar que todo estuviera en condiciones antes del partido. En ese momento, Cristian Mendy, el entrenador de Los Tilos, me dijo que necesitaba pedirme algo.

Imaginé que sería una cuestión del estilo de "no tengo suficientes primeras líneas". Pero fue un pedido inesperado: uno de sus jugadores, Lucho, no había jugado en todo el año por un tumor en la cabeza "así de grande", describió, formando con sus dedos una esfera del tamaño de un pomelo. Sin embargo, había experimentado una mejoría y, con el aval del médico, querían hacerlo ingresar cinco minutos en el equipo A para darle un empujón anímico en su recuperación.

CUBA estaba de acuerdo así que no había ningún impedimento para cumplir con el pedido. ¿Cómo me iba a negar a semejante cosa?

Comenzó el partido en la cancha uno y ambos equipos deslumbraban con un rugby de alto vuelo. Hábiles con las manos e inteligentes para mover la pelota, apoyaron un par de tries cada uno y estaba todo muy parejo. Unos diez minutos antes del entretiempo le avisé al entrenador de Los Tilos que faltaba poco, para que Lucho empezara a precalentar.

En un movimiento para salir jugando de sus propias 22, CUBA cometió knock on. Silbato, scrum. Miré el reloj y quedaban cinco minutos por jugarse. Le hice una seña a los entrenadores y Luciano Ferrea, Lucho, entraba a la cancha bajo una catarata de aplausos y sonrisas. Protegido por un cabezal negro y con su habitual camiseta 25, entró como tercera línea a empujar en ese scrum. Ya era un momento inolvidable, pero la película no termina acá.

Los de verde ganaron la pelota y la abrieron a los backs. Pese a su potencia, les costaba romper la defensa cubana. Una fase. Otra. Avanzaban de pasos, pero siempre hacia adelante. Decidido, el medio scrum jugó hacia su derecha y el pase encontró a Lucho, quien corrió y tomó la marca para habilitar a su compañero y dejarlo solito para el try.

¡Qué felicidad en la cara de esos pibes! La tribuna rugió de alegría y todos los abrazos fueron para el 25, ese chico de casco que había hecho la asistencia, en la cancha uno de su casa y rodeado de sus amigos. Otro partido donde la vida fue quien se impuso. Lo que iba a ser un acto simbólico terminó siendo el momento más lindo de una película que no habría imaginado ni el más optimista guionista de Hollywood.

Tras unos minutos más de juego, terminó el primer tiempo y Lucho se fue aplaudido por todos. El partido continuó y finalizó con un resultado que ya nadie recuerda.

Pero lo que va a quedar por siempre en mi memoria es la sonrisa de ese pibe saludado y abrazado por todos después del try. Un momento de felicidad guardado en su corazón y el de los suyos que pesa más que cualquier químico y cualquier tratamiento. Lo más lindo de todo es que si hacen la película sobre esto, al comienzo va a decir "basada en una historia real".



jueves, 11 de mayo de 2017

Marcelo Carrusca: “Me quedaría a vivir en Australia”

Su pegada y su lectura del juego convirtieron al Chelo Carrusca en uno de los referentes de Adelaide United, uno de los diez equipos que compiten en la la liga australiana. Con 33 años, está tan cómodo en el país de los canguros que está por hacerse ciudadano y quiere que sus hijos tengan un futuro allí.





Cuando uno piensa en el fútbol de Australia, viene a la mente el polémico penal cobrado contra su selección frente a Italia en los octavos de final del mundial 2006. Y no mucho más. Pero en la liga de ese país tan exótico para nosotros, se destaca hace tiempo un jugador formado en Estudiantes: Marcelo Carrusca.

El Chelo llegó al Adelaide United en 2012 tras su paso por San Martín de San Juan. Rápidamente se convirtió en figura y uno de los líderes del plantel que se coronó campeón de la Copa Australiana en 2014 y de la liga en 2016. Además, tiene su academia donde vuelca un poco de fútbol sudamericano en chicos en edad escolar. "Estoy muy contento acá después de casi cinco años, el mes que viene rindo examen para ser ciudadano australiano. Mi contrato el club termina en junio, vamos a ver qué pasa después" explica sobre su presente en Oceanía y agrega: "Adelaide es una ciudad muy linda para vivir, un país también muy bueno donde tuve la suerte de conocer mucha gente y muchos amigos. Mi señora disfruta día a día, mis hijos también, el más grande va al colegio; si bien uno nunca sabe las vueltas de la vida, siempre pensando en ellos creo que el futuro está más acá que en Argentina".

¿Cómo es el club? ¿Qué diferencias hay con Argentina?
Es diferente, ya de por sí es otra cultura totalmente distinta, obviamente no tenés la calidez del vestuario de Argentina ni mucho menos. No está el mate multitudinario a la mañana en el vestuario, pero tomo con otro así que somos dos, no me puedo quejar. En cuanto a lo futbolístico la liga está creciendo, no está al nivel del fútbol argentino pero está progresando mucho, cada vez están trayendo mejores jugadores y se juega mejor. Han venido técnicos extranjeros, sobre todo en los últimos años, que cambiaron un poco la idea de juego y lo hicieron crecer en jerarquía. Los extranjeros en el club son dos españoles, un senegalés, un italiano y yo. Hay muy buena relación, hablamos en español todo el tiempo y eso facilita las cosas. En líneas generales, el australiano es un jugador muy físico, son bastante dotados físicamente, técnicamente están mejorando mucho por eso hay muchos chicos que se están yendo a jugar a Europa, lo que antes no pasaba. El déficit que tiene este país es que no se invierte mucho en el desarrollo del jugador, por eso no salen tantos talentos. Hay jugadores buenos y la selección tiene un equipo aceptable pero podría ser mucho mejor si se invierte en inferiores.

La A-League
La liga australiana está compuesta por diez equipos que juegan una etapa regular de tres rondas todos contra todos, un total de 27 fechas. Luego, algo poco usual en el fútbol: los seis mejores pasan a las series finales. Allí se enfrentan el tercero con el sexto y el cuarto con el quinto. Los ganadores pasan a semifinales contra el primero y segundo y luego la gran final. No hay descensos. La liga otorga dos plazas para la Champions League asiática: al primero de la fase regular y al ganador de la final. Otra curiosidad del torneo es que se juega en verano, para no disputarse el público con los grandes deportes de invierno del país: fútbol australiano y rugby.
El Adelaide United de Carrusca fue campeón en la temporada 2015/2016, cuando le ganó la final al Western Sydney Wanderers por 3 a 1 ante 50.119 personas. Sin embargo, en la temporada siguiente tuvo un andar errático por la liga, perdió en primera ronda de la Copa Australiana y fue eliminado en fase de grupos de la Champions asiática.
¿Qué pasó entre una temporada y otra?
Pasaron muchas cosas. Primero, se vendió prácticamente a la mitad del equipo y trajeron jugadores que no se adaptaron rápido al sistema con el que jugamos. Otra cosa fue que jugamos la Champions por primera vez en más de diez años. Fue todo nuevo: viajar entre semana, jugar en China, llegar el sábado, jugar el domingo en Sídney, volver a viajar para Corea y jugar el martes allá, de vuelta a Australia y jugar el fin de semana... fueron dos competencias para las que el grupo no estaba preparado, no teníamos ni la cantidad ni la calidad para afrontar dos competiciones y eso fue lo que nos costó hacer un mal papel en la liga y quedar afuera de la Champions.
Se fue el técnico español Guillermo Amor y se habló mucho de que podía llegar Batistuta como técnico, ¿qué se sabe de esto puertas adentro?
Sí, se habla muy serio sobre que se está hablando con Batistuta, dicen que hay un porcentaje muy alto de que venga, pero hasta que no lo vea acá no lo voy a creer.

El fútbol argentino
¿Seguís al fútbol de nuestro país?

Poco, partidos enteros sólo miro de Estudiantes. Del resto, nada más los resúmenes, o si algún día no entreno a la mañana engancho algún partido, pero por el tema del horario se complica muchísimo. Me da lástima pero obviamente sigo los resultados y estoy al tanto de lo que va pasando.
¿Cómo ves la situación en la AFA?
Es triste porque no se está cuidando al futbolista. Creo que el hecho de que no vengan los triunfos a nivel nacional tiene mucho que ver con la desorganización que hay en la AFA. Esperemos que pronto lo tome gente más responsable y empapada de fútbol como puede ser Verón el día de mañana, gente más capaz que pueda ponerse más del lado del jugador de fútbol.
¿Y a la selección?
Creo que tenemos los mejores jugadores del mundo hoy en día y lamentablemente no podemos culminar con un campeonato ninguna competición. Es difícil de explicar, mismo los jugadores no encuentran la razón de por qué no se les da. Pienso que tienen que seguir trabajando de la misma manera con los jugadores que hay y el aporte de figuras que están surgiendo como Dybala o Rulli, chicos más jóvenes que le van a dar más calidad al equipo.
Hablando de la selección, fuiste campeón sudamericano sub-20 y compartiste equipo con Tevez y Mascherano. ¿Por qué creés que no jugaste en la mayor?
Nunca lo pensé pero la verdad es que lamentablemente tuve muchas lesiones que me impidieron tener una continuidad en mi carrera, creo que esa fue una de las causas. No fui lo suficientemente bueno para llegar a la selección donde hay muchos jugadores de jerarquía, son períodos que uno tiene. Creo que tuve buenos momentos en Argentina cuando era chico, pero a los 22 me fui a Turquía, no jugué mucho y eso te saca de la visión del seleccionador, es normal. Ojo, no es excusa tampoco, quizá no fui suficientemente bueno para tener chance en la mayor.

Carrusca Football Academy
"Empecé el año pasado con esta idea con otro argentino: una academia de fútbol para pibes de seis a doce años. Sólo trabajamos en colegios, con chicos de primaria donde hacemos lo que en Argentina sería una materia extracurricular. Acá salen de la escuela a las tres de la tarde y generalmente los padres terminan de trabajar a las cinco, entonces dejan a los chicos en alguna actividad en el colegio. Ahí es donde entramos nosotros, hacemos sesiones de fútbol a nuestro estilo, todo con pelota, sin hacerlos correr mucho como acá generalmente hacen. La verdad es que tuvimos bastante éxito" cuenta entusiasmado el Chelo sobre su proyecto.
La idea es aportar un granito de arena al crecimiento del deporte en el país: "El fútbol, que acá le dicen soccer, es el deporte que más se juega hoy en día en Australia. Antes era algo impensado, pero hace cinco o diez años atrás empezó a cambiar todo. El fútbol australiano (una mezcla de fútbol y rugby en una cancha ovalada) se está dejando de jugar porque es un deporte muy agresivo y con muchas lesiones, entonces los padres para evitar eso se vuelcan al soccer. Está creciendo también la cultura del fútbol, nosotros salimos campeones el año pasado con el estadio lleno, 50 mil personas, algo que en Australia nunca se vio. Me pone contento que los pibes estén más inclinados a nuestro fútbol".
Con este proyecto, estás echando raíces en Australia...
Creo que sí, es un país más completo, ahora con familia lo veo de otra manera. En Turquía la pasé bien, Estambul es una ciudad hermosa y me encantó pero no tenía hijos y lo pensaba de otra forma. Ahora con hijos pienso en ellos y su futuro, entonces cuando ves que viven muy tranquilos, que hablan dos idiomas, que no hay inseguridad, me lleva mucho a pensar en seguir viviendo acá.
¿Y si se diera la posibilidad de volver a Estudiantes?
Creo que sería el único lugar que me generaría la duda sobre volver. Pasé muchos años de mi vida en ese club, mi infancia y adolescencia entrenando en el country y jugando. Ahora que están por terminar el estadio de 1 y 57 siempre a uno se le pasa por la cabeza pero es difícil, tienen que pasar muchas cosas, en este momento no lo pienso pero la ilusión siempre está. Vivo el presente, trato de ser positivo con lo que pasa, si es volver a Argentina está bien, si es quedarme acá está bien. Pienso mucho en mis hijos y su futuro y son muchas cosas las que tengo que poner en la balanza si tengo que volver a Argentina.

viernes, 28 de abril de 2017

Te pido un turno entonces

¿Te habías dado cuenta de que, desde hace al menos 23 años, los caramelos Sugus tienen el mismo envoltorio?

jueves, 20 de abril de 2017

No cambiás más

Los coprófagos son gente con problemas de ortografía: en vez de comerse las eses, se comen las heces.

jueves, 16 de marzo de 2017

La gran M

Algo que nunca digo en los psicotécnicos es que tardé muchísimo en darme cuenta de que la caja de fósforos trae 222 por los "tres patitos"

miércoles, 8 de marzo de 2017

Los más virales

¿Los nacidos en el Congo Belga dirán "Argentina" para referirse irónicamente a lugares exóticos e inalcanzables?