Te miré tanto que memoricé todos tus detalles. Tu ceja izquierda que se
va despeinando al llegar a la punta, tu párpado derecho apenitas caído.
Tus cachetes. La redondez de la punta de tu nariz, tu boca en forma de
corazón. El color de tus ojos, que nunca definí si es azul o verde.
Si hubiera sabido que nunca más me ibas a mirar como me mirabas, me
habría guardado para siempre la forma en la que brillaban tus ojos
cuando se cruzaban con los míos. Pero se me terminó borrando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario