miércoles, 15 de enero de 2020

Y lo sacó de la copa

Mi vecina se llama Teresa. Es chiquita y lleva sus 87 años de acá para allá muy despacito. El edificio no tiene ascensor, así que subir al primer piso le lleva unos veinte minutos. Jamás acepta ayuda. Ella puede. Lento, pero puede.
Su balcón es el más florido que vi en mi vida. Tiene flores de todos colores, algunas que nunca había visto. Unas amarillas con forma de pelota, unas rosas con pétalos largos, unas violetas que bailan suavemente con el viento.
Cada tarde, cuando cae el sol, Teresa sale con una regadera enorme y, con una paciencia todavía más grande, riega sus plantas. Me saluda y le pregunto por el nombre de alguna, pero nunca lo puedo retener. No importa si hace frío o cuarenta grados, ella siempre sale a cuidar sus flores.
Muchas veces me pregunto si es Teresa la que riega sus plantas, o sus plantas las que la riegan a ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario