viernes, 6 de mayo de 2011

Salud étnica

Salí de la facultad en una fría noche de otoño, de esas para las que todavía uno no está preparado y lo sorprende con apenas un bucito, que nada puede hacer contra el gélido aire que provoca el humito al exhalar.
Tomé por la calle menos oscura en dirección a mi casa, y empecé a caminar detrás de una pareja que iban abrazados, colocando sus manos libres en el bolsillo, acurrucados para combatir el frío. La chica tosía sonoramente, de manera rasposa; aquel clima no le iba a hacer ningún bien.
Como caminaban muy despacio y yo verdaderamente me estaba helando, tomé la determinación de correrme hacia la derecha para poder pasarlos y seguir avanzando rápidamente hasta casa. No pude cumplir con mis planes, porque de frente venía una señora negra, con una colorida bufanda y un sobretodo que la hacían indiferentes al frío.
Entonces, debí esperar unos segundos más, mientras caminaba detrás de los acurrucados tortolitos. Al momento en que la señora pasaba al lado de la pareja, la chica estornudó fuertemente, a lo que la negra dijo "¡Salud!", con un acento caribeño que hizo un poco más cálido el frío ambiente que nos rodeaba.
La chica no contestó nada, ni siquiera la miró, y siguió caminando aferrada fuertemente a su pareja.

3 comentarios:

  1. Que mina mas malhumorada, yo que la mujer le lanzo una maldicion (?

    ResponderEliminar
  2. ¡Salú chica!
    Que grosa la negra. Ojalá la otra mina se haya resfriado feo.

    Che, cambiame el tamaño de la letra que no veo nada de nada)

    ResponderEliminar