Contentos y asombrados, estos ucranianos contaron que gracias a
sus viajes vieron por primera vez un esqueleto de dinosaurio. "¿En
serio?", pregunté con sorpresa, mientras recordaba la cantidad de veces
que fui en mi infancia a museos de ciencias naturales como el Bernardino
Rivadavia o el de La Plata. "Claro, ¡en Ucrania no tenemos
dinosaurios!". Algo tan normal y cotidiano para nosotros, para los pibes
era una maravilla.
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