viernes, 3 de julio de 2020

Vino

Alguna vez pensé en pedirte perdón por referirme siempre a vos como "el pelotudo este". Quizás habría sido mejor llamarte por tu nombre, ese nombre de pelotudo que te pusieron. Bueno, no me voy a meter ahí, no deberías tener que cargar con malas decisiones de tus padres. Pero, seamos o no freudianos, seguramente tuvieron algo que ver con lo pelotudo que sos, por acción u omisión. No quiero cometer la pelotudez de rebajarme al nivel de un pelotudo como vos, un pelotudo al que nadie soporta. Ahora que veo, en esas reuniones con gente que te conoce compruebo que no soy el único que eligió adornarte con el epíteto de pelotudo. Había otros disponibles, sí, tal vez más elegantes, que no incomodarían a mi tía Mirta si los dijera en la mesa. Pero a vos te quedan pintados esos cuatro golpes, esos cuatro aplausos, esas cuatro corcheas, esas cuatro sílabas: pelotudo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario