lunes, 26 de abril de 2010

Sarmiento del Bicentenario

Mi nivel de reflexión durante horas de cursada sigue su curso ascendente.
Hoy miraba las manos de una compañera y no pude dejar de notar la prolijidad con que había pintado sus uñas. Esas quitinas coloreadas me hicieron pensar en cuánto tiempo utilizan ciertas hembras en el cuidado de su imagen, y cuánto tiempo ahorramos nosotros, los dejados, al preocuparnos tan poco por el aspecto personal.
De todas maneras, por más que uno ahorre y ahorre tiempo, éste nunca alcanza para nada.

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