jueves, 23 de septiembre de 2010

Buena alimentación, poco correr

Transcripción de mis pensamientos durante un viaje en bondi, Línea 338 (TALP), La Plata, el lunes pasado a las 7:20.

Sí, son las 7.20 AM. Sueño y paja. Encima, el bondi va lleno, llenísimo; si no me siento ya, los meniscos se me van a deshacer. Observo alrededor, y veo un pequeño faro de esperanza en medio de tanta nebulosa desolada y solitaria: sentado cerca hay un preadolescente pecoso con el uniforme del Colegio San Luis.
No es un dato menor, no. Estamos a sólo diez cuadras de esa institución educativa. Esto significa que lo único que debo hacer es pararme al lado suyo, hacerme olímpicamente el pelotudo, mirar para otro lado, y cuando se levante para bajarse en la puerta de la escuela, ¡zas! el asiento será mío.
Me acerco despacio, empujando a la gente que se apretuja como si el objetivo de su vida fuera no dejarme pasar. Qué tipos rompebolas, ¿por qué no se corren? Temo perder mi preciada presa, el asiento. Lo peor sería que juusto suba una vieja y tenga que darseló. Pero no, a esta hora de la mañana, las viejas duermen.
Listo, ya llegué a la posición deseada. El pequeño colegial, justo mi lado, mira la hora, quizá preocupado por llegar tarde. Llegar tarde no es problema nene, hay cosas peores. Como viajar parado, por ejemplo. Pero eso ya dejará de ser tema mío. El asiento me espera.
Ya estamos a cuatro cuadras. Dale querido, andá agarrando la mochila, aprestate a bajar, sacate el último moco y parate. ¿Qué ironía, no? Levantarse para después bajar. Bueno, pero no. No es momento de pensar esas cosas. Lo único que importa ahora es apoyarse en el asiento, y descansar. El plan es perfecto. El pendejo se baja, yo soy el más cercano al lugar vacío que deja, me siento y desde ahí gozo a todos los demás bolonios que siguen parados.
Carajo, paramos en un semáforo. Basta de suspenso loco, estamos a dos cuadras del colegio, no me hagan esto. Se está convirtiendo en el viaje más largo de mi vida. Dale dale, ya está en verde, seguí. Creo que ya tendrías que levantarte nene, estamos acá nomás. ¡Levantate carajo! Mmm, el niño no hace caso a mis pensamientos. ¿Debería decirle algo? Tal vez no se orienta bien, y mi intervención sería de ayuda.
Acabamos de pasar enfrente del Colegio San Luis, y el párvulo sigue sentado. Algo no anda bien. De todos modos, que no panda el cúnico: quizá hoy tiene educación física y cursa en otro lado. ¿Pero dónde? ¿Me conviene seguir acá al lado esperando que deje el asiento vacío? ¿O me voy a terminar bajando antes? Pucha, qué dilemas surgen en el bondi eh.
Ya a dos cuadras de la escuela el niño coge su celular, escribe un mensaje de texto y sonríe maliciosamente. De repente, recibo una revelación, y comprendo qué pasa.
¡Se rateó! ¡El hijo de mil puta se rateó! Vil alimaña, está bien que haya engañado a sus padres, ¿pero a mí? ¿a mí, un inocente pasajero del bondi que solamente esperaba a que se baje para ocupar su asiento? ¿con qué derecho? ¿acaso le he hecho algún mal al mundo? ¿tanto me odia la comunidad marista? ¿es por ese viaje que hice a Macchu Picchu? ¿se escribe así "Macchu Picchu"?
Son muchos interrogantes, que no pueden ser resueltos. Y claro, se imaginarán el final de la historia: hice todo mi itinerario parado, pues cuando bajé el pendejo rateador seguía firme en mi asiento, viajando sentado al igual que todos en el bondi menos yo. Fuck you.

2 comentarios:

  1. que pendejo de mierda, vos un pobre chico que solo quiere sentarse y ese se ratea jajaja
    beso

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  2. JAJAJAJJAJAJAJJAJAJAJAJAJJAJ aaaaaaaaaaaa, cómo cabe ='). Imagino tu decepción xD. Venías pensando: "La hice re bien" y el jopende te terminó cagando xD.

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