viernes, 27 de noviembre de 2009

Como la vida misma

Continuamos revelando Los protocolos de los sabios de Copiapó, ese terrible documento que sirve como prueba de un perverso complot de parte de un grupo de intelectuales chilenos para apoderarse de la Argentina. La locomotora arrancó, ya no se puede detener. Hoy:

La música
A lo largo de la historia la música chilena ha sido utilizada como medio para difundir las ideas. Si pasan mensajes satánicos al revés, ¿por qué no iban los sabios de Copiapó a expresarse a través de pasar al reverso los LP? El tema es que la juventud de hoy resulta incapaz de decodificar esos mensajes.
Por ejemplo, ellos también tuvieron su "Nueva Ola", la cual afortunadamente no llegó aquí porque teníamos una mejor (o peor, no sé cómo valorarla), pero que tenía letras que hablaban de cosas como "la expansión del ser", "te quiero robar a la novia" o "no consigo trabajo porque la oferta laboral es escasa relacionada con la amplia demanda de parte de obreros no calificados". Muy sutil, sí, pero pesado.
Otro caso es la realización en 1970 del Festival de Piedra Roja, una copia horrenda de Woodstock que no culminó en nada bueno y demostró la patética admiración por el pueblo estadounidense. Pero además, un análisis exhaustivo de las fotos del evento permitió descubrir pancartas entre la multitud con las leyendas "Mendoza", "San Juan", por ejemplo. Sin dudas son las provincias que planeaban anexar aprovechando la gran masa de gente que se había formado, pasible de ser utilizada como ejército popular.
Ni hablar de La Ley. Ya desde el nombre, están queriendo imponerse como la posta, lo que está por encima de los demás. Con ese tema que dice "...sin dolor no te hacés feliz", están llamando a su pueblo a tomar las armas, a resignar su bienestar personal en pos de la grandeza de la nación. Además, Beto Cuevas, quien fuera su líder, tendría el cargo de vocal en las reuniones de los sabios. Con ese peinadito, ni para consonante le da.
Para terminar, el caso de Kudai, que si bien nunca lo escuché se me hace una especie de Miranda, de banda que enajena a las multitudes con melodías locas y los hace olvidarse de su entorno. Esas melodías estarían diseñadas (consta en los protocolos) para distraer a las juventudes argentinas para que no puedan defenderse mientras ellos ingresan sigilosamente al país y se van apoderando de cada provincia, rodeando a la capital para sitiarla e imponer sus condiciones. No lo permitiremos, banquemos a Miranda, que es una mierda pero al menos es nuestro.

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